Mónica Astorga, la monja de clausura que rescata a las mujeres trans de las adicciones y la prostitución, visitó una de las cárceles de la provincia de Buenos Aires para brindar una charla en una acción conjunta entre el programa de Justicia Restaurativa y el Servicio Penitenciario Bonaerense.
El encuentro tuvo lugar este viernes en la Unidad 32 Florencio Varela del que participaron casi medio centenar de internas trans y autoridades penitenciarias. La Hermana Mónica Astorga es monja de clausura de las Carmelitas Descalzas y hace 14 años creó un refugio para mujeres trans en Neuquén donde trabaja con ellas, las ayuda a salir de la prostitución y a, “juntas, encontrar nuevos horizontes”.
La religiosa tomó la palabra y dijo: «La primera vez que vino a verme el grupo de mujeres trans les pedí que me cuenten sus sueños. Una de ellas, Kathy, me dijo que el suyo era tener una cama limpia para morir».
“En ese momento – continuó- me contacté con un sacerdote, le conté el caso y consiguió una casa abandonada, que con el tiempo se convirtió en el refugio de las chicas. Hoy Kathy lleva adelante un taller de costura y hace 3 años que está yendo a alcohólicos anónimos y se está recuperando”.
Desde entonces su labor solidaria tuvo muchas repercusiones y hasta llegó a oídos del Papa Francisco que se comunicó con ella. Mónica cuenta que el Sumo Pontífice le dijo: “Querida hermana seguí adelante con la oración y trabajo de frontera que el Señor te ha puesto adelante. Deciles de mi parte que no las condeno, que las quiero, y que desde mi corazón las acompaño en el camino de la vida rezando por ellas. Así que desde entonces estamos haciendo lío, como pidió él”, afirmó la monja.
Bergoglio además le dijo, “Te agradezco que acompañes a la gente que nosotros hemos abandonado siempre, que hemos dejado afuera de la Iglesia y te digo que para lo que necesites cuentes conmigo”.
Con mucha paz y dulzura Mónica agregó: «El centro de la Iglesia es Jesús, y él no discrimina a nadie» y les dijo a las internas “de ustedes me llevo hoy el corazón lleno de rostros y eso me desborda el corazón, además del cariño, el dolor y las alegrías, de cada una”.
Acompañaron el periodista y coach Mario Massaccesi, la jueza María Rodríguez Melluso, el Defensor Oficial y coordinador de Justicia Restaurativa, Andrés López, el Secretario del Complejo Penitenciario Florencio Varela, Ricardo Méndez y por el Director de Unidad, Germán Ahumada Lurbe, entre otras destacadas autoridades.
Además, estuvieron colaboradores que visitaron a las internas del pabellón trans y de diversidad sexual de la Unidad 32, en el marco de la labor que realiza el programa de Justicia Restaurativa «Reparar para no Repetir».
La visita de Mónica se dio por gestiones de Mario Massaccesi, que periódicamente realiza conversatorios con internos e internas de diversos penales bonaerenses, y que en esta oportunidad invitó a la religiosa a acompañarlo.
Massaccesi contó que “Mónica sale solo una vez al año del monasterio, viene a visitar a su familiares que viven en la provincia de Buenos Aires pero se quería tomar un tiempo para visitarlas y aquí está cumpliendo con lo que me había prometido”.
Las internas a su vez la aplaudieron varias veces, le agradecieron la visita, algunas de ellas les contaron sus historias y le hicieron preguntas. Uno de los pedidos fue el de crear un hogar como el que funciona en Neuquén aquí en Buenos Aires y quedó el compromiso de que pronto puede ser posible. A su vez Andrés López le obsequió a Mónica un libro de Silvia Irigaray, Presidenta de Madres del Dolor, “Huellas” que le dedica dos capítulos a las personas que están privadas de su libertad, y le dijo: “Yo te quiero agradecer lo que hacés por todas las Kathys y lo que haces por todos nosotros”.