Así lo aseguró el abogado que representa a la compañía damnificada, ubicada en Florencio Varela. Tres meses atrás, la firma había sufrido un hecho similar y obtuvo una resolución favorable por parte del banco.
El abogado Marcelo Szelagowski, que representa al dueño de la empresa, dijo que: “Un ciberataque de magnitud sin precedentes golpeó las cuentas de una empresa radicada en Florencio Varela, resultando en una pérdida total que asciende a $425 millones y poniendo al descubierto serias fallas de seguridad en la entidad bancaria. El hecho, que se investiga como una posible ciberestafa, ya tramita en la justicia con máxima celeridad”, señaló la información enviada a La Colmena Web.
El ataque más reciente ocurrió el 11 de septiembre de 2025, alrededor de las 11:00 horas, en las cuentas que la empresa -dedicada a la fabricación de films autoadhesivos para la protección temporal de superficies- posee en la sucursal del BBVA de Berazategui.

Foto. Infobae.
Los ciberdelincuentes lograron vulnerar la seguridad de la cuenta corriente de la compañía, suplantaron la identidad del titular y ejecutaron una maniobra financiera devastadora en cuestión de minutos.
La operación se desplegó en tres movimientos clave:
1. Toma de crédito no Solicitado: Los hackers tomaron un crédito por $296.000.000 a nombre de la empresa.
2. Apropiación de fondos propios: Se desviaron los $44.000.000 que ya existían en la cuenta.
3. Descubierto forzado: Se utilizó un descubierto bancario por $85.000.000.
La suma total, que asciende a $425 millones, fue transferida de inmediato a una cuenta a nombre de una empresa electrónica, en una única transacción a las 11:35 horas. Según se desprende de la investigación, los fondos fueron rápidamente desviados al extranjero y convertidos en criptomonedas.
El damnificado aseguró que su esposa, con la que se encuentra casado hace 25 años, es la única con quien comparte acceso al homebanking. “Los dos poseemos el control absoluto de la cuenta para realizar acreditaciones y transacciones de dinero. Confío plenamente en ella”, dijo el hombre al radicar la denuncia.
Lo más alarmante del caso es que este no es el primer incidente. Su dueño contó que ya había sufrido un ataque similar hace apenas tres meses, en junio. En aquella ocasión, los delincuentes tomaron un crédito por $73.000.000, el cual, tras dos meses de reclamos y perjuicios para la firma, el BBVA finalmente anuló.
La reiteración del ataque, sumado a las transferencias millonarias sin una verificación técnica ni de identidad fehaciente, señalan fuertes internas y pericias que apuntan a una intromisión originada a través de la propia entidad bancaria.
Pese a la rápida denuncia del dueño de la firma y la promesa inicial del Gerente de Grandes Empresas del BBVA de anular el préstamo y revertir las transferencias, la entidad no cumplió con lo pactado. Esto derivó en el rechazo de cheques y un «absoluto descontrol» operativo de la compañía.
Para evitar que el personal se viera afectado, la empresa se vio obligada a transferir a sus empleados a otra entidad bancaria en solo tres días y a tomar créditos de emergencia con otros bancos para cubrir los descubiertos generados, lo que ha significado un perjuicio millonario en la operatividad y credibilidad frente a clientes y proveedores.
La causa penal está siendo instruida por la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) N° 19 del Departamento Judicial Quilmes, donde la Fiscalía ha puesto «máxima diligencia y rapidez». La investigación se centra en cómo los hackers lograron vulnerar las medidas de seguridad de la cuenta, a pesar de que la empresa asegura contar con el máximo nivel de protección informática.
El abogado de la empresa Marcelo Szelagowski, experto en ciberestafas, fue contundente al manifestar que las entidades bancarias «siguen en la tesitura de no realizar inversiones suficientes en materia de seguridad, sobre todo en lo que hace al control y monitoreo».
Szelagowski calificó al sistema bancario de «verdadero colador» y lamentó que los bancos «siguen maltratando a los clientes al no reconocer su propia culpa, sean estos modestos o importantes».
El caso pone nuevamente en tela de juicio la seguridad y responsabilidad de las grandes entidades financieras frente a la creciente amenaza de los ciberdelitos.