A casi dos meses del inicio del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, la psiquiatra Agustina Cosachov, una de las imputadas, pidió declarar por primera vez ante los jueces. Su testimonio se dio en la 16ª audiencia, en la que solicitó la palabra y aceptó responder únicamente las preguntas de los fiscales Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, de los magistrados y de su abogado defensor, Vadim Mischanchuk. Todos la interrogaron.

Al comenzar su declaración, Cosachov -quien se quebró en algunos pasajes de su exposición- aclaró: “Mi rol siempre estuvo en torno a mi profesión, que es la psiquiatría, y siempre actúe con total convencimiento de que lo que hacía era lo correcto. Desde mi rol hice lo que podía y hasta más”.

Ante el tribunal que determinará su responsabilidad en el fallecimiento, la psiquiatra defendió la internación domiciliaria, duramente cuestionada, en la que murió Maradona el 25 de noviembre de 2020. Sostuvo que contó con el consentimiento de toda la familia para implementarla.

En este punto, apuntó contra los responsables de la medicina prepaga, al afirmar que no cumplieron con los requisitos que ella había exigido para llevar adelante la rehabilitación en la casa del barrio San Andrés, en Tigre. “Tuvimos reuniones formales e informales en los pasillos. En algunas había más o menos gente, pero había directivos, allegados, hermanos, hijas, los médicos, Luque, médicos de terapia, con lo cual estaba clarísimo que íbamos con una internación domiciliaria seria”, aseguró, citada por Infobae.

Sobre los objetivos iniciales del tratamiento, explicó: “Los objetivos de la primera fase eran 0 alcohol y que el paciente tomase ordenada la medicación psiquiátrica tal cual lo indicado. Esos eran los objetivos del inicio del dispositivo”.

Según su testimonio, los hijos y hermanas de Maradona aceptaron el plan, y para respaldar su versión, mostró conversaciones en las que los familiares lo avalaban reiteradamente. También explicó por qué no era viable que Maradona continuara su rehabilitación en un centro especializado.

“Es cierto que la prepaga planteó el dispositivo que a ellos se les había ocurrido, que en un marco teórico era una buena posibilidad que continúe su rehabilitación en un centro. Lo que pasa es que el paciente esa alternativa no la quería. Lo charlamos abiertamente en la reunión y también evaluamos una internación involuntaria, pero la familia se negaba a eso porque habían tenido malas experiencias previas”, recordó Cosachov.

Y agregó: “La domiciliaria sí era viable. La otra opción si no era que vuelva al domicilio de antes a probablemente retomar los malos hábitos. Este, en cambio, era un domicilio elegido por él, cerca de sus hijas, en Tigre”.

No obstante, en su testimonio complicó aún más a la prepaga, al señalar que lo que ella había solicitado para la internación domiciliaria en Tigre -donde murió Maradona- no estaba disponible cuando se activó el dispositivo.

Sostuvo que, una vez definido el tratamiento en esa casa, pidió que el sistema contara con el equipamiento y personal necesarios. “Lo que yo pedí al auditor de la prepaga en consonancia con la familia, que también estaba enterada como Díaz (psicólogo) y Luque, eran requisitos indispensables para la internación: un clínico, un neurólogo, especialistas en consumo de sustancias, enfermeros específicamente hombres, una ambulancia por si se necesitaba traslado y dispositivo para la realización de estudios. Esto era fundamental. El auditor me dice ‘ok, ya lo paso para armar’”, relató. Más tarde, le confirmaron que todo estaba solicitado, según declaró.

“Yo firmé convencida de que siempre hablamos de eso y nunca de otra cosa. Pero al primer día ya empiezo a ver irregularidades de los que hablamos, ellos hablaban de cuidados domiciliarios y no de internación. A Luque y Forlini (coordinadora de la prepaga e imputada) les manifesté mi descontento por eso”, señaló.

Para profundizar en el tema, mostró un chat en el que advertía al neurólogo que no se estaban cumpliendo las condiciones pactadas: “Dijeron que iba a ser una internación domiciliaria seria, ahora dicen cuidados personales. Todo bastante desprolijo, no me gusta cómo se están manejando. Todo palo en la rueda, nada que ver con lo que plantaron en un inicio”.

Cuando fue consultada sobre si finalmente se cumplieron sus exigencias, respondió: “Sí, existió, pero después de mucha insistencia. En lo concreto, había un equipo, había un médico clínico, estaba toda la gente designada, la ambulancia no estaba, pero estaba en una posta a cinco minutos”. Sin embargo, durante todo su relato insistió en que enfrentó “palos en la rueda” y una notoria falta de “predisposición para la comunicación fluida” por parte de la prepaga. “Me parece que hubo un intento de la prepaga de desresponsabilizarse. Ahora tengo otra información que antes no. Ya no puedo decir si la internación fue seria o no”, remarcó. (DIB) GML