EMOTIVA CARTA DE LECTORES:
“En épocas donde se rinde culto a las prioridades individuales más banales, y los tiempos parecen correr tan vertiginosamente que impiden momentos de reflexión profunda sobre los lazos que nos convierten en comunidad, quisiera compartir una semblanza muy breve que pareciera ir en contra de estas premisas tan postmodernas.
Con motivo de conmemorarse este sábado el Día Internacional de la Mujer, quisiera aprovechar este espacio para compartir con los lectores del diario La Colmena, la historia de vida de una de las tantas vecinas varelenses que permiten comprender que somos mucho mas que las pequeñas acciones que llevamos adelante en la vida cotidiana. Tal es el caso de Ubaldina Abdona García (foto de tapa con un ejemplar de La Colmena papel) , quien, a sus 88 años, se despidió de este mundo rodeada de afectos el pasado 22 de febrero del 2025.
Ubaldina, nacida en Villaguay, Entre Ríos, fue una de las tantas jóvenes llegadas a la Capital en los años ´50 para trabajar. Allí se encargó de tareas de cuidado en una casa de familia, donde adquirió el apodo que la acompañaría toda su vida: “Rosa”.
Al contraer matrimonio con Juan Antonio Moné, albañil cordobés, llegaría a Florencio Varela para asentarse en la Colonia La Capilla. Como muchas familias, adquirieron un lote de tierra gracias a la Ley de Colonización Agrícola entre 1951 y 1959, con plazos de pagos de más de 50 cuotas semestrales. En esos campos, Ubaldina trabajó junto a su esposo, sus hermanos y vecinos, en el cultivo de flores, aportando con ello, como tantas otras familias, a que Florencio Varela se convirtiera en el polo floricultor de aquellos años.
Familia de Ubaldina García cuando llegaron para asentarse en la Colonia, La Capilla (28-12-60)
Con el paso de los años, la familia Moné se asentó en el barrio Santa Rosa, donde su casa fue una de las primeras en contar con teléfono fijo. En aquella época, muchas familias del barrio recibían llamadas de sus parientes de las provincias gracias a que Ubaldina les brindaba su número, y luego, caminaba hasta sus casas para avisarles que pronto volvería a llamar tal pariente o que les había dejado algún mensaje urgente. En esas épocas, no era extraño este accionar de muchas vecinas de los barrios varelenses. Esto demuestra la importancia del acto solidario cotidiano que mantuvo vínculos familiares a través de la distancia. Lo que se tenía, se compartía si era necesario.
Ya en la década del ´90, muchas familias experimentaron los avatares de la crisis neoliberal. Para contrarrestar esta situación, el gobierno provincial lanzó el Plan Vida (1994), donde las vecinas del Conurbano Bonaerense jugaron un rol clave y desinteresado como Manzaneras. Allí Ubaldina, nuevamente participa activamente desde el minuto cero, con el relevamiento de las familias casa por casa: en un cuadernito tomaba registro de cuántos niños/as vivían, si había mujeres embarazadas, les informaba del Plan y las instaba a asistir por su ración diaria de leche y semanal de ciertas mercaderías. Cada mañana, durante años, recibía el reparto de La Martona, para luego entregar a las familias vecinas. Su trabajo era arduo, lo llevaba adelante con responsabilidad y total desinterés (pasados muchos años, las manzaneras comenzaron a recibir un aporte monetario casi simbólico).
Su rol como una de las primeras Manzaneras bonaerenses, no fue casual. También participó con vecinos y vecinas de la comisión de la Sociedad de Fomento del Barrio Santa Rosa que gestionó el edificio donde hoy funciona un jardín Municipal. Ubaldina, vecina incansablemente comprometida, prestaba con total naturalidad su patio para realizar ensayos de bailes folklóricos de jóvenes del barrio, o tardes de trueque en el año 2001.
Esta semblanza de Ubaldina García, que pretendió ser breve, y tal vez no lo fue, queda ínfima ante la mirada de quien fue su nieta y hoy intenta describir las tareas que desarrolló para con su familia y su barrio con total compromiso.
La reflexión, sin embargo, intenta ir más allá y se enfoca en comprender que la historia de los pueblos también se construyó gracias a mujeres, muchas de las cuales son anónimas, pero que serán perpetuadas en el recuerdo de sus familias y vecinos, en las fotos atesoradas, y por qué no, en nuestros diarios locales. Ellas, como Ubaldina (“Doña Rosa”) hicieron de su acción cotidiana, un rol clave en un entramado mayor. Y eso también, merece ser recordado por la Historia”.
Daiana M. Fernández (Prof. de Nivel Medio y Superior en Historia- UBA). Historiadora varelense.
(N de la R.) Cabe señalar que Ubaldina García es abuela materna de la historiadora local Daina Fernández.