Los jóvenes de 18 y 26 años salieron de su casa en Florencio Varela el 9 de diciembre del 2022 para buscar vales de nafta, pero jamás regresaron.
Dos años se cumplieron del crimen de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante, dos jóvenes de Florencio Varela, un caso que expuso una red de corrupción policial vinculada al negocio ilegal de vales de nafta. Hay cinco personas imputadas que serán juzgadas en 2025.
El cuerpo de Lautaro fue encontrado con signos de tortura y parcialmente calcinado, mientras que el paradero Lucas todavía es un misterio, aunque la Justicia presume que también fue asesinado.
Es para destacar el avance del caso en forma notoria en estos 2 años: cinco personas, entre quienes está el que ex comisario mayor Francisco Centurión, fueron imputadas, y el expediente ya fue elevado a juicio.
El Tribunal Oral Criminal N° 2 comenzaría a juzgar a los acusados desde inicio del próximo año, marzo de 2025. Los jueces son Natalia González Aguirre, Fabio Ariel Stremel y Santiago Zurzolo Suárez. La acusación estará a cargo del fiscal Marcelo Seller, quien buscará probar la responsabilidad de los imputados en uno de los hechos policiales más impactantes y resonantes de los últimos años en Florencio Varela.
Los cargos incluyen homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento, privación ilegítima de la libertad y encubrimiento.
EL CASO
La pesadilla empezó el 9 de diciembre de 2022, cuando Lucas, de 26 años, pactó un encuentro con Cristian Centurión, hijo del ex comisario, en una quinta de la localidad de La Capilla, en Florencio Varela. En la investigación establecieron que Centurión acordó entregar vales de nafta, un beneficio obtenía por su padre.
Los Centurión esperaban a Lucas solo, pero estaba acompañado. Entusiasmado con la propuesta, el joven había invitado a Lautaro Morello, su amigo de 18 años. Esa noche, ambos subieron a un BMW azul y emprendieron el viaje desde Bosques hasta la zona rural de Florencio Varela.
Después de pasar por la quinta, iban a festejar el triunfo de la Selección argentina en el Mundial. Sin embargo, las cámaras de seguridad registraron su trayecto hasta las inmediaciones de la casa de los Centurión, donde el rastro se perdió.
El hallazgo del cuerpo semicalcinado de Lautaro Morello
El cuerpo de Lautaro fue encontrado seis días después, el 15 de diciembre, en un descampado cercano a la autopista Buen Ayre, en Guernica. Estaba boca abajo, semicalcinado y en avanzado estado de descomposición.
La autopsia reveló que murió por asfixia mecánica y que había sido torturado: le cortaron un dedo y sufrió múltiples fracturas en el cráneo y la mandíbula. Para la Fiscalía, estos detalles demuestran un nivel extremo de violencia y ensañamiento.
Mientras tanto, el BMW en el que ambos jóvenes se movilizaban apareció incinerado cerca de la casa de los Centurión. Lucas sigue desaparecido. La Justicia sostiene que fue víctima de un homicidio, aunque su cuerpo nunca fue encontrado y se ordenaron una serie de rastrillajes, todos con resultados negativos.
LA PRUEBAS
Los principales imputados son Cristian Centurión, estudiante avanzado de la escuela de policía Vucetich, y su primo Maximiliano Centurión. Fueron detenidos poco después de los hechos, y las pruebas en su contra son contundentes.
Las cámaras de seguridad filmaron a los dos mientras compraban un bidón de nafta en una estación de servicio esa misma noche de la desaparición de los jóvenes. Además, Maximiliano presentaba signos de haber estado involucrado en actos violentos: tenía golpes en el rostro, las cejas cortadas, las pestañas quemadas y se había rapado el pelo.
Francisco Centurión, con vínculos en la Interpol, también fue detenido, acusado de participar en el encubrimiento del homicidio y de haber permitido que los jóvenes fueran retenidos contra su voluntad en su casa.
Junto a ellos, otros tres policías –Luis Zaracho, Sergio Enrique Argañaraz y Ramiro Yair Forchinito– están imputados por encubrimiento calificado. La Fiscalía sostiene que ayudaron a manipular pruebas para proteger a los Centurión.
El caso expuso un oscuro entramado dentro de la Policía bonaerense. Los vales de nafta eran un mecanismo habitual de corrupción que involucraba a altos mandos policiales.