El brutal ajuste encarado por el Gobierno del Presidente Javier Milei no contempla una distribución equitativa de los esfuerzos y de las pérdidas.
Durante los meses previos a la elección general del 2023 los ingresos de los asalariados y de los jubilados experimentaron una evidente disminución de su poder adquisitivo.
Pero a partir de la asunción del Presidente Javier Milei, producto de sus decisiones políticas y de los recortes implementados con el objetivo de reducir de manera sustancial y brusca el déficit fiscal y la inflación, las pérdidas en los salarios y en las jubilaciones se profundizaron.
Este brutal proceso de ajuste provocó que en pocos meses cientos de miles, tal vez millones, de personas sufrieran un pronunciado deterioro en su calidad y nivel de vida, perdiendo su condición de clase media, o cayendo directamente en la pobreza, cuando no en la indigencia.
Para la gran mayoría de los argentinos los próximos meses serán todavía más duros, con altísimas tasas de inflación y una persistente pérdida del valor real de sus ingresos. Así lo ha anunciado el propio Presidente.
Como si fuera poco, a la clase media y a los sectores de menores recursos se les está exigiendo que, a la par de la disminución de su poder adquisitivo, paguen impuestos exorbitantes (inmobiliario, automotores), aumentos tarifarios desproporcionados (luz, gas, transporte), y cuotas impagables (colegios, prepagas, etc.).
Este dramático cuadro económico y social nos impone preguntarnos cuál es el esfuerzo que el gobierno le exige a las corporaciones económicas y financieras, y a las grandes empresas; qué aporte extraordinario ha puesto a su cargo.
Porque hasta ahora no vemos que bancos y financieras, petroleras y mineras, importadoras y exportadoras, automotrices, alimenticias y demás grandes empresas que facturan millones de dólares y continúan reajustando sus precios al ritmo de la inflación y aún por encima del costo de vida, estén haciendo un aporte especial, un esfuerzo extraordinario, acorde al que deben afrontar los ciudadanos de a pié.
Tampoco vemos que el Gobierno Nacional haya dispuesto, promovido o siquiera anunciado la aplicación de gravámenes a las grandes fortunas, a las ganancias extraordinarias de las corporaciones y grupos empresarios, u otro tipo de medidas fundadas en la crisis que atraviesa la economía nacional, que acompañen el esfuerzo y los sacrificios que soporta el pueblo argentino.
DARDO H. OTTONELLO