El centro de salud lleva en su historial una larga serie de denuncias iniciadas en el marco de la ejecución de la mala praxis. Varios vecinos han denunciado estos sucesos, pero nada se ha hecho para que el espacio funcione en condiciones.
La Clínica Santa Clara (ex María Mater) situada en General Pueyrredón 349, en Florencio Varela, volvió a estar en el foco de la polémica, puesto que nuevamente se han denunciado muertes por mala praxis. Este “centro médico”, conocido por los vecinos de la región como un “matadero”, siempre ha recibido quejas, denuncias y hasta acciones judiciales, pero el panorama siempre se repite.
Tanto parientes como sobrevivientes de la clínica, han manifestado que, dentro de ese lugar han sufrido falta de atención, deshidratación, desnutrición, pésimos cuidados, falta de higiene, malos tratamientos médicos y hasta han manifestado que los especialistas nunca dan un diagnóstico certero.
Es así que, en esta oportunidad El Bonaerense habló con una familia, que aún llora la pérdida de un ser querido. Que al igual que muchos, no logran entender el accionar desalmado de esta clínica, y mucho menos el cinismo con el cual se manejan.
Ante esto, el 25 de mayo, decenas de damnificados se manifestaron pacíficamente ante el centro de salud, para exigir justicia. Realizando una marcha con los nombres de los fallecidos dentro de la clínica, para visibilizar lo ocurrido y que desde el espacio algún responsable de la cara.
La mala reputación de la clínica
La Clínica Santa Clara, forma parte del grupo Basa Salud, la cual es prestadora de PAMI, quien en la mayoría de casos deriva a personas afiliadas a este espacio. Aun conociendo la reputación que maneja la sucursal ubicada en la región. “Mi papá comenzó en mayo a sentirse mal, llamamos a una ambulancia del PAMI, donde los médicos nos dijeron que teníamos que internarlo, porque tenía una bronquitis mal curada”, comentó Gabriela Tokumori, hija del paciente fallecido en la clínica.
Asimismo, manifestó: “Nosotros sabíamos que la Santa Clara tenía mala reputación, pero por la gravedad de los síntomas y el estado de mi padre, decidimos llevarlo ahí por la cercanía”. De esta manera, la familia trasladó a su padre el día 12 de mayo, donde quedó internado por presentar agua en los pulmones; después de casi 10 horas esperando los estudios y resultados, fueron trasladados a sala, donde debieron esperar unas cuantas horas más, aseguró la mujer. Como así también, detalló que durante toda su estadía, su padre siempre estuvo bien y estable.
Por otro lado, Gabriela comentó que el día 17 de ese mes, a su padre le habían hecho dos transfusiones de sangre, puesto que según los médicos él tenía bajos los glóbulos rojos. Entre tanto denunció: “En esa clínica a lo primero que atinan es a medicar”. Por otro lado, la mujer recordó que, durante el tiempo en que su padre estuvo internado, ella no notaba mejoras, alegando que el día 17, el paciente comienza a escupir sangre, a lo que las enfermeras le dijeron que: “de eso se encargaba la doctora”.
“Ese día le inyectan una jeringa en el brazo, para pasarle los antibióticos que necesitaba, en ese momento la aguja se mueve y el líquido quedó dentro del brazo formando un coágulo de agua, ahí me dicen que no pasaba nada que se corregía con el tiempo”, manifestó la mujer y detalló: “Nosotros estuvimos esperando desde que lo internamos al cardiólogo, pero como nunca apareció nos hicieron el reintegro, lo único que se hizo presente fue el médico de piso”.
La otra cara del sistema de salud público
Llegando el día 19, mientras su padre era cuidado por su sobrino, este le notifica que su padre iba a ser trasladado (sin ningún motivo) a terapia intensiva. “Llegue dos minutos antes de que se realizara el traslado, mientras escuchaba a mi papá pedir por mí, mientras que los médicos no me dejaba pasar a la habitación”, comento Gabriela y añadió : ”Me sacaron a las patadas de ahí, no me dejaron hablar con él, lo único que me dijeron era que se lo llevaban por falta de oxígeno y que su sangre no circulaba en su cuerpo; porque según ellos, él estaba completamente negro del cuello para abajo, pero yo le veía las manos y los brazos, y estaba como cualquier otra persona”.
Entre tanto, Tokumori continuó entre lágrimas: “Después de esperar 10 horas, me dan la noticia de que lo logran estabilizar y me dejaron pasar a verlo por cinco minutos”, ante eso esta mujer se encontró con un escenario inesperado, una persona convaleciente en la cama. “Veo a mi papá en terapia intensiva, estaba todo golpeado, la habían desnudado, mientras me pedía que por favor, que me lo lleve ahí, porque le estaban inyectando muchas cosas que ni él sabía para qué eran y me decía insistentemente que lo estaban matando”.
Tras varias horas de espera recibió el primer diagnóstico médico, en el cual le decían que su cuerpo, lo único que priorizaba era dar sangre a su cerebro y a su corazón. “En otro resultado, le comentaron que sus riñones fallaron, eso era mentira porque mi papa hasta el último momento estaba bien y seguían dando diagnóstico, uno atrás del otro, los cuales no concordaban con nada”, explicó.
Asimismo, comentó que durante toda la estadía que pasó dentro de la Clínica Santa Clara, poco hicieron para salvar a su padre. Puesto que, según los especialistas durante todo ese tiempo solo le hicieron dos placas, una cuando ingresó y otra poco antes de morir. Entre tanto, los directivos del centro jamás se hicieron presentes, solo enviaron a una médica a hablar con la familia, pero pocas explicaciones dio. “”Nunca nos dijeron que medicamentos les estaban dando, solo hablaron de los procedimientos, pero nada conciso”, comentó.
El comercio detrás de la mala praxis
Tras todo lo que pasó, otro médico evaluó la salud del hombre, en el cual se notaron una serie de irregularidades. “Otro médico nos comentó que mi papá presentaba fallos en los riñones, provocados porque recuperaron el principio de neumonía que el tenia, provocándole un agrandamiento de corazón, pero jamás nos explicaron por qué fallaron los riñones”, exclamó entre lágrimas Gabriela y detalló: “Al pasar esto, se inflaron sus pulmones y le agrandaron su corazón, al pasar esto ya que él contaba con una patología cardíaca, lo que hicieron es obstruir la válvula que daba más sangre a todo el cuerpo”.
El domingo, el padre de Gabriela falleció, entre tanto recién hoy derivaron el cuerpo a la morgue judicial. Según declaró la mujer, los médicos ponían un montón de trabas para que no se llevaran el cuerpo y lo evaluara la justicia. Entre tanto deberán esperar a ver los resultados, puesto que se llevará a cabo un registro minucioso.
Cabe señalar que, según detalló Gabriela, ya fue realizada la denuncia contra PAMI respecto a lo ocurrido. “Cada muerte es un peso más para ello, porque además ellos tienen un negocio con la Cochería Colonial, donde por cada abuelo que muera lo mandan ahí y ellos cobran como 3000 pesos por cada abuelo muerto que le mandan”, concluyó entre lágrimas la mujer.
(Fuente El Bonaerense News)