Primer capítulo de la vida del nuevo fichaje azulgrana; su nacimiento, casi milagroso, y un balón cosido a la bota en descampados impracticables
A los ocho años firmó por Independiente y a los 15 se convirtió en el jugador más joven de la historia en debutar en Primera por delante de un tal Maradona
Lo de que los inicios no fueron fáciles se queda corto cuando echamos un vistazo a la historia de vida del ‘Kun’ Agüero. Muchos ‘peloteros’ que han triunfado en Europa procedentes de América Latina guardan detrás pasados duros, orígenes humildes, golpes de suerte tremendos. Pero en el caso de este delantero fortachón y de raza nos daría para rellenar un suplemento entero.
Como muchos otros, casi nació con un balón cosido al pie, se fajó con chavales mayores que él, se curtió en campos de tierra impracticables de barriada. Hasta ahí un cuento tan crudo como fiel a la realidad de gran parte de los jugadores argentinos, brasileños, uruguayos que pueblan nuestras ligas y que gracias a su don con la bola han podido ofrecer a sus familias una vida que jamás hubieran imaginado.
EMPEZAR POR ANTES DEL PRINCIPIO
Tratando de empezar por un punto en concreto, en el caso de Sergio es casi obligado arrancar desde antes del principio. Sus padres, Leonel y Adriana, eran apenas unos niños (17 y 19 años). Vivían con lo mínimo, lo que el patriarca ganaba los fines de semana jugando torneos de acá para allá (algo muy típico en Argentina lo de contratar a jugadores para jugar solo fechas concretas campeonatos regionales).
Tenían ya una hija, Jessica. Dejaron Tucumán, su residencia familiar, y emprendieron un viaje que ni en sus peores pesadillas imaginaban que tendrá tantos baches y reveses. Como tantos otros jóvenes se trasladaron a la capital, Buenos Aires, en busca de oportunidades. Se establecieron en el pobrísimo Distrito de González Catán (Agüero lo cuenta en su autiobiografía ‘Born to rise’) en la parcela de un hermanastro de Leonel.
UN EMBARAZO TUMULTUOSO
Allí se toparon con la noticia de que Adriana volvía a estar embarazada. Un embarazo que se convirtió en una montaña rusa, repleto de complicaciones. Eso, junto a unas inundaciones que destrozaron por completo la casa de los Agüero, puso a la familia al límite. El 2 de junio de 1988 nació Sergio. Ya establecido en la ciudad de Florencio Varela, dentro del Gran Buenos Aires, el día a día del pequeño pasó a estar íntimamente ligado a los potreros, como se denomina en Suramérica a los humildes campos de fútbol situados en descampados. Muchos dentro mismo de las villas y las ‘chabolas’.
KUN, DE ORIGEN ‘NIPÓN’
«Lo que más recuerdo de mi infancia es que frente a mi casa había un campo de fútbol y desde que tenía cinco años todos los días estaría ahí jugando con la pelota», cuenta Sergio. Lo de ‘Kun’ surgió de muy chiquito. Quedó cautivado por una serie de dibujos japonesa: “Wanpaku Omukashi Kumu Kumu”. Sus primeras palabras, casi ininteligibles, fueron ‘Kum’ y ‘Koo’ y de ahí los vecinos y amigos empezaron a llamarle así, ‘Kun’, algo que arrastraría toda la vida.
EN VARELA
Fue en la segunda casa de Sergio, en Florencio Varela, donde experimentó por primera vez la vida en el potrero, acompañando a Leonel a sus partidos, y siendo aún un niño aprendió el colorido lenguaje que puede escuchar en el calor de la batalla.
Fue también en Florencio Varela donde le fue otorgado su famoso apodo. Leonel había logrado reunir suficiente dinero para una televisión de 14 pulgadas y, aunque necesitaba una antena hecha de una papa y dos agujas de tejer para recoger cualquier canal, permitió al menos a Sergio ver repeticiones sin fin de “Wanpaku Omukashi Kumu Kumu”, un dibujo japonés sobre una familia de la Edad de Piedra cuyo hijo corría en medio de las montañas y bosques locales. El joven fue cautivado, tal vez asegurando que sus primeros intentos de formar palabras sonaran como ‘koo’ o ‘kum’. Fue un vecino, Jorge Chetti, uno de los primeros amigos de los Agüero-Del Castillo en Buenos Aires, quien insiste en que fue el primero en llamar al chico ‘Kun’.
Acompañaba a su padre a los torneos y no soltaba el balón. Comenzó a desarrollar una habilidad innata. Tanto que pronto fue captado por varios ojeadores y empezó a jugar en el Primero de Mayo. Tal era su progresión y su impacto que incluso su padre Leonel dejó el fútbol para acompañarlo a todas partes y convertirse en su ‘sombra’. La mejor decisión que podría tomar.
INDEPENDIENTE, ORGULLO ‘ROJO
«Yo tenía sólo seis o siete años y mi padre se dedicó a llevarme a los clubes y áreas diferentes hasta que fui a Independiente a la edad de ocho años”. El club de su corazón. Boca, River, Lanús. Muchos se interesaron. Pero la aparición de un ‘mecenas’ (Samuel Liberman) fue clave. Adquirió los derechos de un chico que no levantaba ni dos palmos del suelo. Arriesgó, pero la evolución le acabó dando la razón. La familia comenzó a percibir ingresos periódicos. La vida del ‘Kun’ dio un vuelco. Tal fue su impacto que con tan solo 15 años, un mes y tres días, se convertía en el jugador más joven en debutar en Primera. Superando a un tal Diego Armando Maradona.
(Fuente: SPORT, Sergi Capdevilla)