La usurpación de inmuebles no es un problema reciente ni novedoso en Florencio Varela. Las páginas de los diarios locales así reflejan, desde hace años, cómo terrenos fiscales o privados son ocupados en forma ilegal. Sin embargo, también se observa la pasividad, inacción ¿y complicidad? de los gobernantes.
En los últimos meses se ve en aumento los hechos de despojo de casas particulares, terrenos y galpones. Frente a esta grave situación planteada la reacción oficial es poco clara.
Varios inmuebles hoy están cercenados por las usurpaciones.
Así surgen asentamientos donde no hay acceso a servicios básicos como agua y desagües cloacales, muchos menos hay recolección de residuos ni transporte público accesible. Un verdadero despropósito, inaceptable desde todo punto de vista.
Está claro que no podemos desconocer que la necesidad habitacional afecta en Florencio Varela a cientos de personas. Pero dejar que se tomen los inmuebles en nombre del acceso a la vivienda, no es la solución. Más bien, agrava el problema.
Cuando le inmueble por diferentes cuestiones quedó vacío, pero completamente cercado y cerrado. Sin embargo, igual los usurpadores “atacan” y copan el lugar., ingresan, delimitan los predios y luego los venden como si fuesen propios. Como resultado, los dueños por la situación quedan como rehénes de un largo y costoso juicio de usurpación y desalojo que para colmo también deben costear agregado al desgaste mental y físico que ello provoca.. Refleja un Estado ausente que se desentiende del sufrimiento de los ciudadanos y no resuelve nada, sino que crea nuevos inconvenientes: quien ocupa el sitio vive en condiciones inhabitables, el legítimo propietario no puede disponer de su patrimonio, y se generan situaciones de incertidumbre, violencia y angustia
Asimismo se pone de relieve que la desesperación de quienes no tienen un lugar donde vivir es aprovechada por inescrupulosos que buscan capitalizar sus propios intereses, ya sean políticos o económicos. Amparados bajo la sombra de la necesidad de muchos, se multiplican como la peste los espurios negocios y negociados de punteros y “gestores” que prometen “regularizar” la tenencia del terreno a cambio de dinero.
Evidentemente detrás de las ciertas grandes usurpaciones se observaría un despliegue inusual de actividades de apoyo a las mismas (Camionetas, autos, horarios para “Entrar”), lo que delataría ¿ una manifiesta organización ilegal? que promueve y genera este flagelo. Pero, ¿nadie ve nada?…
Cabe señalar que la usurpación es un delito, y frente al delito hay que actuar. No sirven las declaraciones vagas y las expresiones de deseo en boca de los gobernantes. Hay que dar soluciones de fondo.
Así lo demuestra la triste y larga experiencia nos indica que las usurpaciones no se transforman en urbanizaciones, y mirar hacia otro lado no contribuye para resolver las cosas. (HD)