Puede observarse de a poco por estas últimas semanas el regreso del trabajo informal a las calles de Florencio Varela, sobre todo de aquellos que tienen puestos en las veredas céntricas , por necesidad ya que muchos no cuentan con ningún apoyo o subsidio económico.
Algunos vendedores ambulantes son históricos y otros «aparecieron» en los últimas días, pero todos coinciden: «Lo hacemos por necesidad y todo esto nos mató», lo dicen porque desde aquella situación que se conoció en marzo por la pandemia del COVID-19 empezó a modificar los planes de (casi) todo el mundo, pero en Florencio Varela como en otros puntos del país ya lleva 5 meses la cuarentena, una de las más largas del planeta. Esto significó que por más 120 días no pudieron salir a exhibir sus productos. Al margen de la indumentaria de época, abundan las camisetas de equipos de fútbol, los anteojos, las medias, los pañuelos, juguetes, algunos tipos de calzados, comida y hasta cremas, pomadas, alcohol, pastas dentífricas y ungüentos “milagrosos” importados ilegalmente de Bolivia. Y es obvio que golpeados por la pandemia y el impacto de la cuarentena, los vendedores ambulantes vuelven a las calles y cada vez en mayor cantidad.
El otro costado
La polémica por la venta ambulante no es nueva en Florencio Varela, pero la crisis económica que generó el cierre de locales comerciales a raíz de la enfermedad y la extensa cuarentena reavivó el malestar. Con horario reducido, poco dinero circulante y muchos vecinos que no pueden salir a realizar compras el nivel de ventas, aún con la reapertura al público no es el óptimo y los comerciantes intentan sostenerse y repuntar, pero aseguran que se encuentran en una difícil situación. En este contexto reverdece el malestar de varios por los vendedores ambulantes, que no pagan impuestos y los reclamos constantes generados por la competencia desleal y el impacto que provocan en las ventas de los comerciantes de la zona que compiten en el mismo rubro.
Después de una serie de marchas y contramarchas los comercios de Florencio Varela fueron gradualmente abriendo sus locales sujetos, hace unas semanas a la Fase 3 con protocolos sanitarios, y acuerdos dispuestos por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y avalado por el municipio varelense. Si el nivel de contagio crece, cada paso dado merece revisión. Así los comerciantes de venta de calzados, ropa , perfumería, entre otros «atienden en la puerta» a los clientes, quienes deben hacer la fila, en algunos lugares, por largo tiempo.
La facturación promedio de los comercios creció levemente pero se ubica «lejos» de los niveles registrados antes del aislamiento, indicó un comerciante a La Colmena y obvio que abrir sus puertas impacto positivamente en el promedio de su facturación.
Otra comerciante contó que hay “un leve repunte, pero hay muchas obligaciones que debemos cumplir y se complica nuestra situación económica”.
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Pero al tiempo en las calles céntricas, situadas sobre avenida Presidente Perón, entre Alberdi, Peatonal Monteagudo, España, avda San Martín y en el playón municipal se despliegan los puestos ambulantes. La disociación entre la obligatoriedad de protocolos para comercios y la permisividad de los ambulantes, pero quienes usan en su gran mayoría los tapabocas, hacen de la calle una oferta posible de sus productos mucho más económicos que los que ofrecen los comerciantes dentro del mismo rubro, legalmente instalados y pagando los impuestos, por ello vive la función pública, que sienten algo más que bronca y es entendible.
Así los comerciantes están trabajando con un gran compromiso para tener las medidas adecuadas, entendiendo la pandemia, con protocolos de higiene y seguridad, pero en las veredas están los vendedores que ofrecen muchos de los productos más económicos, como fueron (y son) los juguetes que han vendido para el Día del Niño, donde es una jornada comercial para todos, pero desiguales.
Incongruencias
Los comerciantes trabajan en forma muy prolija, con el aislamiento en puerta, vender sin que entren personas en los comercios. Claro, que hay una pandemia y deben aprender a convivir con el virus y se logra con los protocolos adecuados y medidas de seguridad que deben tener cada uno de los comercios para que esto no se siga propagando, pero también deben cumplir los vendedores ambulantes, que cada vez es mayor el número en las calles , mientras a los comercios se le exigen disposiciones a «otros», nada. Esto es lo incongruente.
Pero no sólo se limita a la disputa histórica de los vendedores ambulantes con los comerciantes del centro de la ciudad. Hay ciertos vendedores, obvio no todos que no solo no son de Varela, sino lo que es aún más grave venden productos de dudosa procedencia.
El contexto actual es muy complejo, pero es el municipio de Florencio Varela, quien debe ordenar y controlar esta situación por demás preocupante.